El emprendimiento corporativo es una combinación de estrategia y ecosistema para identificar, fomentar y cultivar el espíritu emprendedor de las personas de la organización, junto a herramientas y actividades para identificar oportunidades y desarrollar nuevos proyectos empresariales, convirtiéndose en organizaciones más innovadoras, ágiles y adaptativas.

Lamentablemente en la mayoría de las grandes compañías el carácter emprendedor no suele ser compatible con su ambiente laboral: estable, burócrata, con una lenta toma de decisiones, tiempos de reacción muy largos, presupuestos anuales rígidos, falta de flexibilidad o complejas estructuras jerárquicas.

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Los cambios culturales en organizaciones tradicionales no son imposibles, y se producen de manera gradual, muchas veces con la ayuda externa de especialistas que guían y muestran un nuevo itinerario. En Active Development hemos vivido experiencias de la mano de clientes en múltiples sectores, comprobando que se crean hábitos y se fomentan nuevos valores. Con el apoyo de la alta dirección, juntos dotamos a la organización de dinamismo y de carácter emprendedor, que redunda en innovación más intensa y rentable, además de aumentar la motivación, el rendimiento y retener el talento. Una actitud emprendedora que se caracteriza por:

  • Pasión: Ingrediente esencial que moviliza y atrae recursos. Se puede sentir y casi medir en las cortas distancias. Va directamente relacionado con la capacidad de vender el sueño y compartir la visión. También tiene un impacto directo en la capacidad de asumir el fracaso y la persistencia, para “volverse a levantar” tantas veces como haga falta.
  • Una gran experiencia: Cada proyecto es un nuevo viaje, y como tal, también una gran experiencia. Emprender es aprender, es aire fresco, es enfrentarse a lo desconocido, es salir de tu zona de confort, es descubrir nuevos horizontes.
  • Toman riesgos de manera inteligente: El riesgo es inherente a cualquier nueva aventura. Cuanto más planificamos, más reducimos la incertidumbre, aunque nunca podremos eliminarla totalmente. No es ni mucho menos un problema, todo lo contrario, es un aliciente. El riesgo te hace sentir vivo, te activa. Al final, los emprendedores somos gestores del riesgo, ni mucho menos suicidas que juegan al azar.
  • Trabajadores: Cuando te ilusiona, te gusta y disfrutas, le dedicas más tiempo. Aunque trabajes más, no se hace pesado, porque hay muchísimos elementos que compensan el esfuerzo sobradamente. Sólo cansa aquello en lo que no disfrutas. Debemos saber encontrar el equilibrio, para poder conciliar la vida profesional y personal, lo cual será más fácil cuando emprendes en un entorno corporativo. Hemos de recordar siempre que se trata de poner años a la vida sino vida a los años.
  • Confiados en sí mismos. Intraemprender implica asumir un reto, no sólo como un objetivo a alcanzar sino también un reto personal. Implica ponerte a prueba una vez más, por lo que más vale que deposites algo de confianza en ti mismo.
  • Optimistas. Sin duda un ingrediente fundamental, aunque tampoco implica que todo el equipo tenga que ser extremadamente optimista. Debemos buscar un equilibrio, pero sí una clara tendencia al optimismo. La NASA evalúa el coeficiente de optimismo para decidir que astronauta mandan a la luna. Hemos de evitar integrantes que hables de lo que hables, nunca están de acuerdo, aquellos que no le gusta nada en la vida y que creen que nacieron con mala suerte en su ADN. Hay que distinguir los elementos tóxicos de los críticos que verdaderamente aportan valor.
  • La independencia. Los emprendedores son especies habituadas a la libertad, algo claramente incompatible en muchas corporaciones. La libertad no tiene precio, por lo que puede ser un gran incentivo sin tener que asumir costes. Les encanta tener cierto grado de independencia para poder pilotar su proyecto de manera autónoma.
  • Competir para ganar. El reto y la competitividad juegan un papel de atracción muy interesante. Les gusta la visibilidad y el compromiso, les mueve el desafío y la victoria.
  • Espíritu de superación. La superación, el dejar huella, el evolucionar. También un ingrediente clave es cierto grado de ambición, que nos lleva a querer más para alcanzar algo relevante. La felicidad nunca viene de conseguir algo, la felicidad viene de tener motivos para seguir, actuar y moverse.
  • La posibilidad de ganar más. Y como no, para muchos lo más importante, también acceder a un nuevo nivel de compensación que premie verdaderamente las capacidades y el esfuerzo.
  • Sentido del Humor: Especial mención merece el sentido del humor, que bien gestionada, puede ser una herramienta de gestión muy seria. El disfrutar y aprender forma parte de cualquier proceso emprendedor, y por tanto, vale la pena gestionarlo para obtener altos índices de motivación, energía y fidelidad.

No importa la edad, tamaño o perfil de su compañía. El carácter emprendedor no es una moda, es una necesidad. Dar respuesta a un entorno que cada vez cambia más rápido exige tiempos de reacción cortos, flexibilidad y sobre todo, un equipo motivado, comprometido y orientado a nuevos retos.

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